SAT 2 - Julio 2024
A través del análisis de los procesos de identificación y proyección que se desarrollan en la relación “madre/padre/hijo”, es posible hacer una retrospectiva de cómo nuestro carácter se formó en respuesta a los mandatos de los padres y en correspondencia a expectativas que nos dieron la ilusión de sentirnos amados, valorados y, sobre todo, la de encontrar un sentido de pertenencia que nos permitiera vivir.
Podemos así comprender el aspecto cognitivo del carácter (la fijación y las ideas locas), a través de un trabajo que invita a revisar, a nivel emocional, nuestra relación con las figuras parentales, con los hermanos, y con las generaciones precedentes. A través del genograma (estudio de la transmisión multigeneracional de pautas familiares) podemos llegar a comprender de qué manera la pasión y la distorsión cognitiva específicas de nuestro carácter están conectadas con los mandatos familiares, y como condicionan nuestras relaciones actuales, como con la pareja o con los hijos.
Un trabajo que incluye, no solo la toma de consciencia y la elaboración de las emociones infantiles con el objetivo de desarrollar una relación de comprensión hacia nuestros padres, sino también la recuperación de nuestras relaciones actuales, con la finalidad de superar las emociones negativas que vienen del pasado y poder abrir la puerta a la compasión y al perdón, a nosotros mismos y al otro; condición imprescindible para poder vivir “aquí y ahora” nuestra plenitud y libertad de ser, y como dice Claudio Naranjo, experimentar “la belleza de con-vivir con el otro”.
Este módulo es un abrazo entre el principio apolíneo y el dionisiaco. Apolíneo en el sentido de que trae a la consciencia emociones, fuerzas ocultas y comprensión del camino que hemos de tomar más adelante, y dionisiaco porque nos conduce a la sanación de nuestra parte instintiva, que devuelve la libertad al cuerpo y a la mente y que nos permite “re-decidir” nuestra vida; también por el espacio que da al trabajo sobre la sexualidad, cuya finalidad es liberarla de los tabúes familiares y sociales para recuperar la capacidad de sentir el placer en el cuerpo y en la relación con el otro, además de reconsiderar el sexo como calidad básica para la salud y como fundamento de la alegría de vivir y de gozar. Todo ello favorece la “unión trinitaria” que nos enseña Claudio Naranjo: el abrazo entre la sabiduría instintiva (hijo), la sabiduría amorosa (madre) y la gnosis como capacidad para comprender directamente el misterio de la naturaleza de la mente (padre).
Assumpta Mateu, Eduardo Guedes, Amor Hernández y Jorge Guerra.
Llegada el día 26
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